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Realidad y derechos humanos

Indigenas de Costa Rica

Violencia estructural hacia los indigenas de Costa Rica y algunas perspectivas para el cambio

Violencia estructural hacia los indigenas de Costa Rica y algunas perspectivas para el cambio

 

I/ Políticas y realidades indigenistas de Costa Rica

Es cierto que la violencia estructural que viven los indígenas de Costa Rica es flagrante, esta se ve cada día en cada comunidad (desechos materiales, dinero, propaganda, religión, etc.) Así esto va impulsado por el Estado que no sabido llevar a cabo una protección hacia sus pueblos vulnerables continuando con algunas de las políticas comenzadas por la Corona española (A). Además de esto, y aunque se tenga una buena voluntad internacional, se han elaborado y adoptado tratados internacionales en lugar de ser adoptados como Pactos, lo que hubiera implicado un debate y/o negociación por parte de las comunidades indígenas. Lo que provoca que se sigua aplicando el derecho desde una visión occidental sin adaptación frente a los indígenas (B). Por ultimo veremos que la violencia estructural, por un fenómeno de escalada ha generado otros tipos de violencia entre los indígenas y hacia el resto de costarricenses (C).

A) Las acciones estatales a favor de los indígenas: aciertos y fallas de un sistema

Las consideraciones que el Estado a parecido tener para con los indígenas son un claro ejemplo de lo que es la voluntad momentánea de hacer algo por una causa.

Esto implica subrayar que seria injusto decir que Costa Rica no ha hecho nada por sus pueblos indígenas, porque si se ha laborado en su beneficio (Idearios costarricenses de 1943, 1977, 1993, 2000). Sin embargo, esto no ha bastado, y son tres las faltas que hemos detectado en las políticas del Estado:

1- La falta de continuidad de estas políticas.

2- El desinterés de ciertos entes creados por el Estado.

3- La incoherencia entre las medidas tomadas y entre otras políticas que pervierten a las primeras.

En este sentido nos preguntamos luego de habernos documentado y estado presentes en algunas reservas indígenas: ¿Por qué solo se dan tierras, si ya no se vive de lo que estas dan? ¿Por qué el trabajo no ha sido incluido dentro de las políticas de desarrollo social? ¿Por qué se enseña a muchos jóvenes de la misma zona un mismo oficio si el mercado laboral es pequeño? ¿Por qué no hay fiscalización de las asociaciones para que estas no beneficien a pequeños grupos?

A continuación vamos a exponer algunos temas de importancia indígena donde veremos que estas tres faltas del Estado se repiten, esto lo relacionaremos con el concepto de violencia estatal.

1) “Indio sin tierra es indio muerto”

Las comunidades indígenas requieren por sobretodo de tierra, por ello fue que en los años ochenta se popularizó este dicho. No obstante, es importante resaltar que aunque esta sea la primera condición para la protección de las culturas indígenas, no es la única que se debe de tomar, y por ende debe de llevar consigo medidas que acompañen lo que bien se comenzó.

Con respecto a las tierras la situación no es crítica para los territorios de Bajo Chiripó, Bribri, Chiripó Arriba, KekoLdi, Nairi-Awari, Talamanca Cabécar, Tayni y Telire, en donde los indígenas poseen aun la gran mayoría de las tierras de sus antepasados. En otros casos como el de los Terraba no poseen ni el 10% de sus tierras (Bozzoli / Guevara, 2002). Aunque el gobierno ha recuperado y establecido jurídicamente parte de algunas reservas indígenas con su ley sobre el desarrollo autónomo de los pueblos indígenas (Capitulo II) e incluso incorporándolo en la Constitución del 29 de noviembre 1977, las problemáticas son diversas entre las regiones costarricenses y no solo la falta de tierras es alarmante como lo sufre la comunidad Ngobe de Altos de San Antonio quienes solo disponen de 75 hectáreas (que jurídicamente no están establecidas). También existe un problema de reforestación en Quitirrisí de Mora o en la zona de Buenos Aires. De igual modo, en Chirripó se deben de modificar los límites de la Reserva para evitar conflictos de tierras con los parques naturales de La Amistad y Barbilla. Este problema de tierras que parece haber nacido de una buena voluntad del estado, parece que se esta estancando en una norma declarativa, sin que exista una continuidad en las acciones. En este sentido: “ningún plan de desarrollo por bueno que sea podrá subsanar este problema (…) pues sin la disponibilidad del territorio, la reproducción social y cultural de los pueblos indígenas queda entredicho a mediano o a largo plazo” (Bozzoli / Guevara, 2002)

2) “Ve a la escuela y aprende a ser como los blancos”

Como lo hemos visto, la educación desde los españoles ha sido un factor primario de destrucción de las culturas indígenas, creando desde mediados del siglo XX (cuando comenzó a ser impuesta por el Estado) un a perdida de valores ancestrales, además de la eliminación de las lenguas vernáculas y la enseñanza de que lo indígena era arcaico. En este sentido, ¿quien de nosotros puede imaginarse lo que pasaba por la mente de estos niños? Los indígenas comenzaron a sentirse quizás inferiores a los blancos que venían a ensañarles las batallas de la historia, la religión que no era la de sus antepasados y la geografía de lugares que nunca verían…

La escuela presenta pues un rasgo de la “cultura impuesta” (Bozzoli / Guevara, 2002). Imponiendo no solo los dogmas educativos en beneficio de la construcción de una nación unitaria asimilacionista. Pero también, imponiendo soluciones inadaptadas frente a los indicadores negativos en las escuelas indígenas[1]. Privilegiando soluciones económicas, en vez de centrarse en la calidad de la educación que se imparte (desculturalizante por estar fuera del contexto local). Esta es la razón por la cual en zona Ngobe, solo 10% de los maestros son de origen indígena, en Talamanca un tercio de la población es analfabeta (quizás por la falta de material didáctico, precarizad de infraestructuras…), en Chiripó-Barbilla mas del 50% de la población no sabe leer ni escribir (posiblemente por la falta de puentes que unan poblados y escuelas). Creemos entonces que en lo relativo a la educación, la ley de desarrollo autónomo de los pueblos indígenas (capitulo IV) han propuesto ideas interesantes[2], sin embargo, muchas de estas proposiciones son hoy en día “letra muerta” por el desinterés del Ministerio de Educación:

- Desinterés en ser innovadores con respecto a la ley. Por ello si el artículo 21 de dicha ley habla de “prioridad al personal indígena capacitado” ningún ente habla de capacitarlos para que obtengan ese “derecho de prioridad”. Esto es lo que podríamos llamar un “derecho tardío”, ya que solo tendrán alguna prioridad cuando estén capacitados.

- Pero sin llegar a la “innovación” de parte de una institución burocrática, centrémonos el propio desinterés en hacer aplicar la ley (art. 23 de Ley indígena “(…) se dotará al docente de los instrumentos curriculares y pedagógicos adecuados”; “que la enseñanza bilingüe y pluricultural se imparta en las escuelas”)

Esto ultimo viene a corroborar la tesis de lo que se llama “falacia garantista” (Ferrajoli, 1989). Que consiste en creer que una norma jurídica (la ley indígena) garantice los derechos de las minorías en Costa Rica. Ya que si no existe una lucha posterior a la garantía (la ley) esta ultima se convertirá en los que se ha convertido: una falacia.

3) La organización intra-indígena

He aquí otro problema mayor entre el Estado y los sectores indígenas. En este sentido, las Asociaciones de Desarrollo Integral (ADI) fueron impuestas por ley como una forma de antena del gobierno a nivel local, estas funcionaron muy bien en ciertos casos, lo les dio prestigio y no sirvió justamente para denunciar casos en donde las ADI no funcionaban correctamente. Volvemos a los ejemplos de Quitirrisí de Mora en donde hemos podido constatar que las ADI benefician muchas veces a solo un sector de los indígenas (quizás familiares o amigos), por ende, no se informa a muchos (menos aun a los enemigos de los dirigentes) sobre las ferias para vender productos, los potenciales compradores de artesanía… En el caso de Buenos Aires, en donde la presencia no indígena es mayoritaria se ha dado el caso incluso en donde los rurales no indígenas han tomado el control de estos órganos.

Hemos podido apreciar que el proceso no es participativo y por consecuencia es falsamente democrático. En donde solo representa a un sector de la comunidad mas no a todos, y esto porque la ley todo lo ha impuesto sin estudiar individualmente las tradiciones, deseos y estructura de las comunidades, para luego dejar un marco legal en donde vengan a plasmarse los órganos de poder local (centralizado en un cacique, representativo en una asamblea, etc.)

Para concluir esta sección podemos añadir la concepción que se tiene para con las necesidades no satisfechas, en este sentido podemos hablar de la necesidad de vivienda, cultura u libre organización como lo hemos expuesto[3]. Cuando estas necesidades no son satisfechas, “se hace daño al Hombre y esto se traduce por una desintegración (somática, social)” que dan lugar a “la violencia clásica (destrucción agresión[4]) así como de violencia indirecta” (pobreza extrema, represión y alineación) (Padilla, 1996) Son pues estos tres caracteres de violencia los que hemos estado exponiendo en esta sección:

- Pobreza extrema: con la privación de las tierras que les corresponden.

- Represión: violando el derecho fundamental a una educación multicultural.

- Alineación: privándolos de su cultura e impidiéndoles por consecuencia a que se relacionen con ellos mismos.

B) Los enfoques internacionales sobre los amerindios y la importación de más occidentalismo

A pesar de tener buenas intenciones para con la “evolución” en el trato de las minorías, los tratados internacionales han contribuido a que se universalicen conceptos y derechos que para nosotros pueden ser considerados como fundamentales[5].no lo son para otras sociedades. Tomemos como ejemplo a la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) del 10 de diciembre de 1948, y veremos que lo que nos expresa tiene un carácter etnocentrista (occidental). La DUDH con muy buena fe trata de introducir conceptos de Derecho basados en la Historia de occidente (Guerras Mundiales – sobretodo la segunda-; Revolución Francesa; etc.) En ningún momento vemos aparecer en esta Declaración adaptaciones / adecuaciones propuestas por los pueblos no occidentales o por los pueblos minoritarios. Veamos también el Proyecto de Declaración Sobre los Derechos de las Poblaciones Indígenas de la OEA de 1994 en donde es flagrante la ausencia de indígenas en su redacción (art. 7-b “(…) sus tierras (…) sus derechos”; art.7-e “(…) dirigida contra ellos”). Entonces ¿Que valor tienen estos textos internacionales, nos otorgan o nos arrebatan derechos?

Veamos entonces que la violencia indirecta vuelve a presentarse aquí con la alienación, imponiendo reglas de una cultura de la cual los indígenas no forman parte. Por consecuencia imponiendo reglas por las cuales no se ha luchado muchas veces, que provocan aculturación Trataremos aquí entonces el problema de la diferenciación entre Tratados y Pactos para la eliminación de la alineación de los pueblos indígenas. No sin antes ver que esta no diferenciación se hace en beneficio de la ley del mercado o lex mercatoria.

1) El nuevo constitucionalismo liberal y la perversión de los Derechos Humanos

El Derecho Internacional de los Derechos Humanos es una de las tantas formas jurídicas que secundan a la globalización. El problema, es que esta ultima choca en su expansión, con otras culturas (con otras racionalidades, ideologías y niveles de eficacia). Es precisamente en este punto en que la lex mercatoria neoliberal recurre a los Derechos Humanos como instrumento jurídico para globalizar indirectamente.

Entonces “mediante este conjunto de normas e instituciones, se amplia el espacio para la actividad y el beneficio económicos, dotándoles de un espacio jurídico vinculante” (Sánchez Rubio, 2005) que sirva a la globalización y al capitalismo.

Así, mientras esta lex mercatoria se aprovecha de las leyes flexibles del mercado para acentuar sus ganancias reduciendo costos, “el nuevo constitucionalismo neoliberal brinda seguridad y estabilidad a la movilidad del capital por medio de las instituciones, formas jurídicas y tratados multilaterales” (Medici, en Sánchez, Herrera & Carvalho, 2002), que dicen defender el Estado de derecho y los Derechos Humanos, pero que lo único que hacen es uniformizar el mundo en beneficio de la ley de mercado.

Un freno a estas acciones podría ser simplemente la lucha (pacifica) por los derechos que cada pueblo quiere verse conferido. Entiéndase por “lucha”, a las peticiones, las manifestaciones e incluso las negociaciones de un Pacto internacional directamente con los grupos a beneficiar, dejando el trabajo de protocolo a los tecnócratas[6] que hasta hoy manejan las negociaciones.

2) La violenta asimilación de los tratados y el consenso de los Pactos internacionales

Mas allá de simples términos que muchas veces son enseñados como sinónimos en las facultades de derecho a los estudiantes. Los conceptos de tratado y pacto encierran dos definiciones que tienen algo básico en común: “la expresión de voluntades concordantes entre más de un sujeto jurídico internacional” (Dupuy, 1998). No obstante, la diferencia radica en la verticalidad y horizontalidad de su aplicación y negociaciones. En este sentido, se considera que el Pacto construye ética no contractual (o menos contractual) evitando la lucha de poder y favoreciendo la negociación horizontal. El tratado, por su parte, universaliza los Derechos Humanos y los derechos hacia los indígenas, confundiendo a minorías e indígenas de Nueva Guinea con indígenas ecuatorianos, costarricenses… e ignorando así sus particularidades y su visión del Mundo y de los derechos que para ellos son fundamentales.

Es el Estado en quien recae el rol de regulador de Pactos y Tratados, sin embargo, parece que en Costa Rica (como en muchos países pequeños) se han adoptado textos internacionales sin que la negociación sea horizontal. Por ello, luego de su entrada en vigor en el derecho interno hacen falta esfuerzos para interpretarlos y entenderlos al máximo en el momento de su aplicación (Bozzoli / Guevara, 2002).

Sobre este punto muchos como H. Shue y E. Messer podrán decir que los Derechos Humanos son comunes a toda la humanidad en virtud de ser miembros de la especie homo sapiens sapiens. Pero pensamos desde aquí que esta no seria mas que una visión del Derecho etnocentrista que no considera las particularidades de cada pueblo y que sirve (auque no lo quiera) a los intereses del nuevo constitucionalismo liberal que exponíamos en el segmento anterior.

También se podrá alegar que en Costa Rica no ha habido problemas mayores de tratados que desventajen textos que los respaldan, ni siquiera se les asocia al derecho greco-romano a los indígenas. No obstante, nadie puede sostener que los indígenas conocen los textos que aplican los Tribunales y Cortes[7].Lo greco –romano mas que indígena es occidental, y una vez mas esto se les impone. En este sentido la representación indígena describe el tribunal como un espacio separado y delimitado donde el conflicto se convierte en dialogo de expertos (…) (Bourdieu, 2000). Estos expertos, siendo la elite, la clase dominante, que ejerce (sabiéndolo o no) la violencia estructural hacia ellos. Por un lado, expertos en Derecho importado que ignoran el Derecho ancestral y las costumbres locales. Y por otro, indígenas “ignorantes” (así se les considera) en Derecho greco- romano, pero con muchos conocimientos en costumbres que forman el Derecho local.

C) Relaciones intra-indígenas y relaciones con las clases dominantes

Las relaciones entre los indígenas y con el mundo blanco pueden ser consideradas hoy como pacificas si creemos que la definición de violencia se limita solo a las guerras y los golpes. Como ya hemos recalcado, la violencia tiene también un aspecto indirecto proveniente del Estado o de la sociedad. Así, Costa Rica, como la casi totalidad de países en el mundo, se ven obligados de participar en un modelo servil al “imperialismo capitalista que produce violencia estructural” (Galtung, 1981). Es por esta razón, que creemos que los esfuerzo estatales no sirven de mucho si en paralelo el Estado tiene una conducta que favorece a estas estructuras violentas:

- El capitalismo que provoca que transnacionales exploten a los agricultores indígenas.

- El liberalismo que permite que intermediarios (sector terciario) compren a bajo precio canastas hechas por manos indígenas y las revendan con una gran margen de ganancia.

- El catolicismo que incita al contagio VIH entre los indígenas (y demás católicos latinoamericanos) por el dogmatismo y la desinformación, en su postura frente al preservativo.

Veremos entonces en una primera parte como son las relaciones con los no indígenas, para luego tardarnos un instante en las relaciones intra-indígenas.

1) Relaciones entre indígenas y clases dominantes

No nos sorprendamos en usar el termino de clases dominantes, esto se explica por que nunca los indígenas han gobernado, nunca han participado en un gobierno o en su propia historia. En resumen, desde la llegada de Cristóbal Colon, nunca han dominado ni su propio destino. Pero lo que empezó por una relación entre españoles e indios por el oro. Cambió a una relación entre hacendados y peones en la era del café y los bananos. El interés esta vez no era el oro, pero siguió siendo mercantil, la mano de obra y sobretodo las tierras tan preciosas para el cultivo. En esta época algunos pocos comerciantes y latifundistas acumularon tierras y capitales (Samper, 1993). Pero estas tierras pertenecían en muchas ocasiones a los indígenas que las vendían como Manhattan se vendió a los blancos. Entre 1843 y los finales del siglo XIX la zonas caficultoras triplicaron en tamaño y ocuparon gran parte del territorio nacional generando lo que llamaremos aquí la segunda colonización, que esta vez será agrícola. Algunas tierras indígenas fueron preservadas de esto que se convertirá en una masacre forestal para plantar café.

Hasta el 1948, no se valoró ni al indígena, ni al negro, incluso a este último se le prohibió de estadía en el valle Central donde se encuentra San José y el polo económico central del país. Pero cuando se creía que ya se daría prioridad a los que son dominados por las clases dirigentes, la Constitución de 1977 confiere derechos, las leyes hacen lo mismo, y nadie se hace de deberes hacia los indígenas. Es solo en los años ochenta cuando movimientos a favor de las tierras de los indígenas hacen cambiar algo. El Estado comienza entonces a recuperar las tierras ancestralmente indígenas. Pero hoy aun parece que el discurso de la indignidad no ha marcado espíritus. Como si el Contrato Social de Rousseau no se aplicara en su totalidad para con los indígenas. Incluso algunas personas en las ciudades los desconocen como “ticos”. En este sentido una señora en Puriscal, la ciudad cercana a la Reserva indígena de Quitirrisí, nos dijo que para llegar en autobús hasta la Reserva había que preguntar por los “cholitos que tejen”. Lo mismo sucede con la Ley de Desarrollo de los Pueblos Indígenas que a pesar de las promesas electorales del Presidente Arias, ha sido puesto de lado en las negociaciones en beneficio del TLC (Semanario Universidad p.10, 15/2/07). Dentro de esta misma vía, mas de mil bribris solicitaron con su firma al presidente del Congreso que se les consulte sobre el TLC[8], según informó la Mesa Nacional Indígena una parte de los cuatro capítulos del TLC afectan directamente a los indígenas. “La realidad demuestra una vez más que los sujetos pasivos que siguen siendo víctimas de esas conductas (violentas) siguen siendo los pueblos indígenas por su situación de vulnerabilidad” (Bello / Rangel, 2002)

2) Las relaciones entre indígenas

Punto aparte de los consejos, mesas e instituciones nacionales Indígenas en donde muchas veces participan descendientes de indígenas que pasan mas tiempo en San José que en las reservas, no existen mayores relaciones entre grupos indígenas. En la región de Buenos Aires por ejemplo desearían conocer a los de Quitirrisí y en esta ultima les gustaría ir a ver a los bribri en Talamanca.

Sin embargo hablaremos aquí de las relaciones al interior de las reservas que no son totalmente pacificas por problemas internos. Por ejemplo, Juan Sánchez conocido en Costa Rica (gracias a la TV) como el cacique de Quitirrisí, es conocido al interior de la Reserva como un impostor ya que no fue elegido por nadie sino por el mismo, además de importar danzas y vestuario de Guatemala para cobrar a los turistas 16.000 colones por sus servicios de chaman. El es un factor de disputas entre los que colaboran con él (figurando, vendiéndoles objetos –cadáveres de perros; etc.-) y los que piensan que desprestigia a la comunidad. De igual modo las asociaciones y consejos directivos (deporte, educación…) disocian en lugar de asociar a la comunidad, en el sentido en el que favorecen a algunos pocos con la información de interés (organización de ferias para venta de artesanía, puestos de trabajo como guardias forestales…). También existe un problema desastroso entre intermediarios del sector terciario que venden artesanías manufacturadas por los demás indígenas sin repartirse la ganancia magnifica que obtienen los intermediarios. Estos tres ejemplos, que son solo algunos, son el resultado de la escalada de violencia, que ahora ya no solo se limita a la acciones de blancos dominantes hacia indígenas dominados, pero que se desarrolla al interior de los indígenas dominados creando dos subclases una de poderosos y otra de sometidos. Los poderosos son aquellos que tienen un cargo político / asociativo; una notoriedad (aunque sea obtenida por mentiras); o un poder económico. Esto es explicado de la siguiente manera “Si se encuentra en la periferia de la estructura (sociedad neoliberal urbana) habrá, en general, una formación de cabezas de puente de un tipo u otro que conduzca al escalonamiento (de la violencia) (…) el país puede también tener periferia en su interior bolsillos de tercer mundo en medio de la abundancia, por ejemplo los elementos africanos, amerindios (…)” (Galtung, 1981)


II / Enfoques para el futuro

1) El espíritu de la estrategia


La base de la estrategia para erradicar la violencia estructural e impulsar la cultura de paz deben de estar centrados en tres puntos que ya han sido expuestos en otros trabajos, y que aquí parecen abarcar el problema en su globalidad. Estos tres puntos son: La necesidad de continuidad en las normas y obras. “Asegurando la sostenibilidad y la continuidad para promover una cultura de paz” (Urrutia, 1996)

En segundo lugar, se debe de fortalecer la democracia, reforzando la participación de amigos y enemigos en los órganos locales de poder. Y por otro lado, cumpliendo con las promesas electorales para evitar que los indígenas se desinteresen por la democracia. El tercer punto expuesto por E. Urrutia es la promoción del multiculturalismo que el gobierno debe de emprender informando al resto de costarricenses sobre el valor de los pueblos indígenas, combatiendo el racismo en las palabras, en las ideas de inferioridad y superioridad, etc.

2) Hipótesis y perspectivas de mejora


a- Reorganizar el sistema de cooperación e información (consejos directivos de territorios indígenas). Esto implica que sin intervenir en los asuntos internos se deje una marco legal en el que se pueda plasmar el tipo de representatividad y gobierno local que les parezca más eficaz. Pero, tendría que haber un refuerzo en la descentralización de informaciones, por ello se debería de comunicar también con las asociaciones de comerciantes, productores agricultores, según el tema.

b- Complementar y adaptar los programas escolares a las realidades y necesidades de cada región y de cada pueblo indígena. Esto podría implicar que con una perspectiva de conservación cultural se enseñe en un curso tan obligatorio como la historia, a fabricar canastas; instrumentos musicales; etc. Contribuyendo también a la reducción del desempleo si los profesores son indígenas.

c- Adecuar el mercado al interior de las reservas, incitando a que los intermediarios repartan de manera mas justa las ganancias por objetos manufacturados. Bajando los precios de los puestos en las ferias de artesanía[9] y sobretodo impidiendo que participen los intermediarios que no participan en la manufactura.

d- Favorecer e implicar a los indígenas creando puestos de trabajo en proyectos socioproductivos como el que lleva a cabo el Dr. Daniel Rojas en Boruca (Pacifico sur) rescatando mascaras tradicionales, o el que se da en Buenos Aires favoreciendo el ecoturismo y turismo cultural.

(Consulte los libros de referencia en el archivo "Bibliografía de indígenas de Costa Rica")



[1] Llámense en este sentido al fracaso escolar, al ausentismo, a la deserción, etc.

[2] Fondo Nacional de Becas, creado en la Ley Nº 7658, de 11 de febrero de 1997. También citemos el art. 23 de la ley indígena “El Departamento de Educación Indígena y las direcciones regionales crearán los mecanismos de programación, supervisión y evaluación adecuados, a fin de que la enseñanza bilingüe y pluricultural se imparta (…)”

[3] Hemos obviado otras necesidades como las de seguridad, vestido, medicación, comunidad, políticas, jurídicas, de trabajo, de relación con uno mismo… (Galtung, 1981)

[4] A pesar de no existir muchas agresiones corporales callejeras existe un fenómeno creciente de autodestrucción por el alcoholismo la drogadicción de jóvenes…

[5] Véase en este sentido la Obra de Levi-Strauss C, Tristes trópicos Pocket 2005 en donde explica que las reglas inconcientes que son base de toda cultura (tradiciones, costumbres, creencias) tienen una base distinta en cada sociedad.

[6] Provenientes de grandes familias y que forman parte de la elite de un país. En Costa Rica 29% de la población tiene confianza en la elite de su país ocupando el puesto 8 entre 18 países latinoamericanos (Latinobarómetro 2005)

[7] Véase en este sentido Olgin Martinez, Derechos de los pueblos indígenas en el sistema interamericano OIT 2002.

[8] “No mas maltrato a los indígenas, no mas robo a los hermanos. Hemos estado luchando desde hace mucho tiempo para proteger nuestros bosques y nuestros ríos (…) la riqueza que Sibo dios nos regala, hoy una vez mas no la quieren destruir” Cacique bribri al entregar las mil firmas al presidente del Congreso F Pacheco.

[9] Hoy los precios varían entre 30000 y 50000 colones. Sabiendo que la ganancia por una canasta de 30cm de diámetro sin pintar es de 1500 colones habría que vender como mínimo 20 canastas solo para pagar el derecho de piso a los organizadores que muchas veces son estatales.

Consideraciones históricas de los pueblos indígenas de Costa Rica: ¿Una evolución o una sumisión cultural?

Consideraciones históricas de los pueblos indígenas de Costa Rica: ¿Una evolución  o una sumisión cultural?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A) La triste reseña histórica y su repetición en la actualidad
Acompañarnos en las lineas que siguen será para adentrarnos en el mundo vilento que viven a diario los indigenas de Costa Rica. Un pais que a pesar de ser pequeño (51100km”) cuenta con una biodiversidad de mas del 6% del total de la Tierra, y que ostenta para muchos nacionales y extranjeros el titulo de “Suiza de América central” (Biblioteca del viajero,2005). En efecto los cuatro millones de costarricenses viven bajo una prosperidad superior a la de sus vecinos, por su economía estable, su democracia modelo y el desarrollo de un Estado providencia seguido de una política de neutralidad, que valieron a este país desmilitarizado, en convertirse en una isla de paz en el continente americano. Sin embargo este progreso (desde la llegada de los españoles hasta hoy) no siempre ha privilegiado a sus connacionales de origen: los indigenas.

1) Breve sucesión de la historia precolombina costarricense

Seria iluso pensar que la Historia de Costa Rica empieza con la llegada de los españoles, porque miles de años antes, en este territorio habían llegado pobladores que desarrollaron culturas. Por ello, alrededor de 1850 los arqueólogos comenzaron a estudiar estas tierras, dividiéndose entre 1925 y 1960 el país en tres zonas arqueológicas (Pacifico Norte, Valle Central / Atlántico y Pacifico sur). Estas regiones geográficas correspondían con el nombre de tres grupos indígenas que los españoles conocieron: los huetares, chorotegas y borucas. Por consiguiente, “se concibió la falsa idea de que cualquier resto cultural encontrado en una de esas regiones pertenecía a alguno de esos tres grupos indígenas” (Fonseca, 1996).

Costa Rica, por formar parte en su mayoría de una región llamada “intermedia” por los arqueologos, ha tenido influencia con las civilizaciones mesoamericanas (Yucatán), y otras civilizaciones intermedias sudamericanas (Colombia). Los sistemas de intercambio funcionaban como cadenas, y cada eslabón de este sistema tenia su propia identidad según el desarrollo social y cultural alcanzado (Bray, 1984).

El primer periodo cultural corresponde al Paleoindio entre el doce mil (treinta mil para algunos) y ocho mil antes de nuestra era, donde el indio era cazador de animales, mas tarde comenzó a domesticar los animales, primero de manera accidental y luego especializándose en esa practica. En los años mil antes de nuestra era se introdujo la cerámica, convirtiéndose en comunidades sedentarias quinientos años mas tarde por causa de la agricultura (primero yuca, luego maíz, frijoles…). En el año 500 de nuestra era ya las sociedades eran de rango, dándose la primera reacción a la competencia conocida en los años 800, de allí hasta la llegada de los españoles las civilizaciones e convirtieron en cacicazgos especializados en la agricultura, en donde el control de la autoridad civil imperaba sobre el control chamánico (Stone / Friederick, 1984)

2) Ideología y Cosmovisión de los indios de Costa Rica

A pesar de que la comprensión de estos elementos son primordiales en la comprensión de las raíces costarricenses, los estudios étnicos y arqueológicos siempre han obviado estos aspectos. Sin embargo, existe aun la tradición oral presente entre los bribris y los cabeceares que nos dice:

“(el Dios) Sibö nació aquí. El logró pensar en todas las cosas, en todo el Universo ¿No es eso Dios? (…) El es todas las cosas, por eso a él no le ocurre nada, no muere nunca. Sibö hizo primero la tierra redonda. El hizo después el mar. (…) Cuando la tierra estaba joven, esto era pura roca, como una laja o cemento. El murciélago fue a comer la tierra que estaba joven. Vino y se cuiteó en todo el centro de la tierra. Encima de las deyecciones nació la hierba. Después fueron naciendo los árboles” (Bozzoli, 1977) (Sánchez / Palmer, 1988)

Hombre y naturaleza, vida y muerte, so considerados por los pueblos indígenas como una totalidad sin comienzo ni final. Los humanos estarían obligados de participar relacionando su cotidianidad con lo sobrenatural. Los especialista religiosos son los chamanes quienes mueren y resucitan continuamente. Según costa en algunos documentos, existían en Costa Rica diferentes tipos de chamanes como los usékar (adivinaban el futuro); los jawas (curaban); los okub (enterraban a los muertos); etc. (Fonseca, 1996).

Sin embargo, a pesar de lo descrito, veremos más adelante que muchas de las ideologías han cedido ante la “contaminación” de la cultura occidental. E incluso, que para algunos indígenas como los huetares la cosmovisión ya no se diferencia en mucho de la que tienen los católicos urbanos. Los responsables de que se este diera fin a tanta historia indígena, no solo en Costa Rica, sino también en América latina, es por sobretodo la religión católica que desde su llegada colaboró en el cambio de mentalidades indígenas. En este sentido, el gobernador Juan Vásquez de Coronado pedía al rey “necesidad tengo de sacerdotes (…) Vuestra Majestad mande a quien dotrine esta gente” (Cartas de relación sobre la conquista de Costa Rica, 1562).

3) La llegada de los españoles y la dominación europea: ¿El final de la Historia indígena en Costa Rica?

Se habla de “descubrimiento” de indoamérica desde un punto de vista euro-céntrico que no adoptaremos aquí, por ello hablaremos aquí de dominación o de ocupación europea. Según nos narra la historia, los españoles llegaron aquí en 1502 al mando de Cristóbal Colon, los indígenas de la época los acogieron con amabilidad y curiosidad (como es generalmente el caso hasta hoy). Los tres primeros intentos de colonización (1508,1522 y 1524) fueron infructuosos para los españoles. Sin embargo, el Capitán del segundo intento, Gil González Davila, en un descanso de quince días en casa de un cacique cerca de Borruca llegó a bautizar a más de treinta y dos mil indígenas y a decomisarles su oro para luego en su camino matar a otros miles. Uno de ellos les preguntó antes del sacramento: “¿Como es posible que Jesús sea Hombre y dios a la vez (…) porque un pequeño puñado de hombres quiere tanto oro?” Esta incomprensión del indígena no era más que la ignorancia sobre la ambición occidental por el oro, que se perpetuaría de allí en adelante en Costa Rica y todo el mundo. Y también, la candidez en aceptar un dios que no era el suyo, sin que se le explique nada de la cultura católica.

En 1510, una concesión de la corona acordó el derecho de organizar el trabajo forzado para que los amerindios realizaran el trabajo que los españoles no querían hacer en las minas. A muchos de los la región de Nicoya, se les marcó con hierro rojo para luego ser vendidos como esclavos en Panamá o Perú. Esto solo terminó luego de que el cura Bartolomé de las Casas demostrara en la controversia de Valladolid que “los indios tenían alma”. En 1544 Carlos Quinto y los jesuitas ayudaron entonces a terminar (en apariencia) con el tráfico de esclavos. En 1564 con la llegada de Vázquez de Coronado y su establecimiento en Cartago, Costa Rica fue sometida esta vez durablemente, a los españoles.

Hoy se puede determinar que la llegada de los hombres blancos a este país redujo las culturas y sociedades que aquí vivían, sino también el numero de indígenas matando a decenas de miles y dejando hoy un porcentaje que se estima en 1,2% según el ultimo censo del año 2000. Pero que a pesar del fin del gobierno español en estas tierras, se sigue sometiendo a diversas formas de violencia.

B) El ejercicio de la violencia estructural hacia las comunidades indígenas

1) La diferenciación entre violencia clásica y violencia estructural

Como ya se ha podido notar, hemos utilizado el termino “violencia” en nuestro titulo para referirnos a la relación existente para con los indígenas de Costa Rica. La definición de este termino debe de estar en relación con la topología de la violencia y tiene entonces que recoger un concepto común a todas las violencias existentes, esto puede ser “la destrucción” que llevado a un nivel de abstracción máxima pueda dar como resultado de la definición de violencia: “algo evitable que obstaculiza la autorrealización humana” (Galtung, 1981).

El noruego Galtung, sostiene que existen pues dos categorías básicas de violencia, la violencia clásica y la violencia estructural (que a su vez se subdivide en tres categorías –pobreza; alineación; represión). La primera de ellas es la que mas se conoce y está representada por la violencia corporal (o psicológica) directa, por ello su característica principal es que se conoce la identidad del autor violento.

En la segunda categoría por el contrario no se conoce al autor de la violencia, ya que ella procede de la estructura. Ello se produce cuando la persona (o los conglomerados sociales) ven bloqueados u obstaculizados su desarrollo, debido a limitantes que provienen de las estructuras sociales mismas (Padilla Mendez, 1996). Es por esta razón que más que referirnos a la primera concepción de violencia, nos centraremos más aquí en la violencia de tipo estructural a la que se refiere Galtung.

2) La ejecución cultural de los indígenas: un fenómeno de violencia estructural

En Costa Rica los territorios indígenas reconocidos por ley son: Conté Burica, Guaymí de Coto Brus, Cabécar de Bajo Chirripó, Cabécar de Talamanca, Quitirrisí de Mora, Salitre de Buenos Aires, Cabécar de Tayní, Cabécar de Telire, Matambú, Këkölde de Talamanca, Cabagra de Buenos Aires, Malekus, Guaymí de Abrojo Montezuma, Guaymí de Osa, Boruca de Buenos Aires, Talamanca Bribrí, Cabécar de Chirripó, Zapatón de Puriscal, Curré de Buenos Aires y Nairi Awari de Pacuarito (Ley de desarrollo autónomo de los pueblos indígenas).

Pero hablemos de la ejecución cultural, que en la historia comienza, por algo que la enunciamos anteriormente, y que corresponde a la imposición de un dogma (la religión); una ley (la guerra); y una perversión (la ambición mercantil). Sin embargo, a pesar de la expulsión de los europeos, la violencia no termina allí, ésta se perpetuó en todo Latinoamérica con la accesión al poder de las clases dominantes no indígenas. Y a pesar de la “contaminación” occidental que los colonizadores provocaron en las reservas mas cercanas a San José, como las del pueblo Huetar de Quitirrisí, los gobernantes blancos continuaron violentando a los indígenas desnudándolos culturalmente ante el resto del país y sirviéndose de sus tierras y mano de obra como hicieron los españoles. Esto da como resultado que hoy, en esta misma reserva de Quitirrisí, la carretera entre el Cantón de Mora y el de Puriscal pase en medio de sus tierras. Que en tierras de los indígenas terrabas (en la reserva de Boruca-Térraba, en el Cantón de Buenos Aires) la colonización agrícola de campesinos no indígenas, haya provocado que este pueblo asimile un modo de vida rural no autóctono[1].

3) Bloquear el desarrollo de ayer y de hoy

Cuando Colon descubrió a los primeros indígenas, estos eran considerados como la prolongación de la naturaleza, pero ya en su segundo viaje, este quizás se preguntaba si los indios no podrían ser los vasallos de un nuevo imperio (Mires, 1991). Incluso fue acompañado por tres personajes que anticiparían el futuro de América y de los indígenas: un militar (Pedro Margarit); un sacerdote (Fray Boyl) y un comerciante (Pedro de las Casas). Los tres conquistarían América a su modo, pero ninguno podía pasarse del otro para lograr su objetivo.

Es así como en primer lugar los católicos comenzaron a evangelizar a los amerindios, cambiando su cosmovisión de manera violenta y borrando así sus culturas, conquistando si se quiere sus almas. No contentos con esto, los militares mataron según la Escuela de Berkeley a mas de veinticuatro millones de indígenas centroamericanos entre 1519 y 1605. Por ultimo los comerciantes luego de despojar al indígena de sus pertenencias y tierras, los utilizó como mano de obra y los vendió para financiar el holocausto. No contentos de esto se les dejó como misión a la elite que gobernaría el país mas tarde la misión de conservar estos tres pilares del “desarrollo” importados desde la Europa medieval.

Costa Rica sin embargo, ha tenido la sensatez de abolir el ejército en 1948 liberándose un tanto de esa influencia medieval. No obstante, el mal ya estaba hecho en lo que concierne a la religión exterminando para siempre siglos de cultura, mitos y cosmovisión… Por el contrario, lo que sigue aniquilando a los indígenas de manera lenta pero exponencial es el dinero y la economía de mercado a la que se somete a los indígenas.

a) Con el dinero se ha matado el deseo ancestral de aprender

Mas allá de las consideraciones expuestas hasta aquí, hay que saber que aunque contemporáneamente existe la tan ansiada escuela que la población indígena analfabeta de mas de cincuenta años le hubiera gustado tener, y aunque ésta sea eficaz desde un punto de vista latinoamericano. Según lo que hemos podido constatar entre los indígenas mas jóvenes, estos se limitan sólo a la escuela y ya no tienen las ganas de aprender a tejer las canastas como lo hacían sus padres mirando a los abuelos, tampoco ayudan a los padres cultivando las tierras familiares, y hoy vuelcan su mirada más hacia la capital, sino es hacia el extranjero (Estados Unidos de preferencia)

b) La transformación de la autosuficiencia en dependencia

De la misma manera en que se coloca la droga en el mercado, la industria, quien también necesita de ellos para que consuman, a hecho lo propio con sus productos. Carteles y propagandas invaden el paisaje indígena cada día. Y aunque es cierto que existen lugares donde esto todavía no se da en escala considerable como donde los Bribri, en reservas como las de Quitirricí, se pueden ver los estragos de esta dependencia en la que nosotros, occidentalizados urbanos, también participamos. Don Favio Vasquez Mena, presidente de la asociación de productores y artesanos de Quitirricí, nos cuenta justamente que desde su niñez ha visto como la relación con el dinero ha ido cambiando las mentalidades, los valores y las prioridades de la gente “antes no había dinero aquí, si uno quería ganarlo, eso costaba bastante”. Ahora son pocos lo lugares en donde se vive de lo que se cultiva, el intercambio es raro y hoy el dinero ha pasado a ser más importante que el producto que se vende. Se han corrompido las ideologías de hace cincuenta años haciendo que la felicidad pase por el dinero. Esto se debe (entre otras razones) a la publicidad que vende por ejemplo productos o viajes que los indígenas no se pueden procurar. Haciendo creer que el modelo urbano es desarrollado y mejor que el modelo rural pobre. Se preguntan por ejemplo ¿porqué las publicidades no se hacen en zonas rurales o con indígenas?

C) Latinoamericano: Ganaste la independencia, pero perdiste la batalla cultural

El conflicto de intereses y concepciones que en algún momento de la historia surgió producto del encuentro de órdenes y cosmovisión distintos entre occidentales e indígenas ya no está a la orden del día. El problema ha sido resuelto en Latinoamérica por un fracaso de nuestras luchas e ideas. A diferencia de centenares de islas en Oceanía; de etnias africanas o del interior de Asia, en América latina hoy no reivindicamos nada, sino sólo que nos occidentalicen más. Y esto que nuestra economía fue absorbida primero por Europa y actualmente por los estados Unidos (Amin / Toutart, 2002). Se puede afirmar entonces que luego de haber perdido las “guerras” de conquista, perdimos también nuestra identidad, nuestros nombres (apellidos), nuestro color de origen, e incluso nuestro amor por lo nuestro. Tan es así, que incluso dentro de las comunidades, los niños piden marcas de zapatos estadounidenses al igual que los urbanos piden mas “coca cola” en San José, Lima o Nueva York. Por eso, no es raro toparnos con indígenas que sueñan en el desarrollo consumiendo “a la occidental”, y es entonces que nos preguntamos ¿La cosmovisión indígena existe aun? Esperaríamos que la respuesta fuera positiva, y quizás lo sea en lugares inaccesibles de Costa Rica, con mas certeza podríamos decir que esta cosmovisión no occidentalizada la podemos encontrar en las alturas de Talamanca. Pero esto solo forma parte de una minoría de los indígenas preservados aun de la neocolonización que los urbanos latinoamericanos llevamos a cabo. Sin embargo, ni siquiera estos pueblitos, por no hablar del 1,2% que son todos los indígenas de Costa Rica, son apreciados como lo son las raíces a un árbol. Que digo apreciados, si solo fueran considerados por el Estado como se debe, la violencia proveniente de la estructura social blanco-liberal-occidentalizada no estaría presente. O en todo caso, no seria tan flagrante como lo es hasta ahora.

(consulte la bibliografia usada en el archivo "Biliografia sobre indigenas de Costa Rica")